Un venado apareció en la montaña
rusa, el venado era grande, de un año, tenía unos enormes cuernos aparrados,
era de color plomo, muy rápido y valiente. Él estaba caminando en el bosque y
llegó a una ciudad llamada Sol Andino. Había muchos juegos y el que más le gustó fue la montaña
rusa.
Pero él no se dio cuenta que ya
era tarde para que vuelva a su casa, intentó regresar. Por el camino se
encontró con un feroz animal, y tuvo miedo porque era un gran león. El pobre
venado corrió y corrió gritando: ¡auxilio, ayuda!, ¡un animal me persigue y no
sé qué hacer!
El león lo cazó. Mientras lo
llevaba a su cueva como su prisionero, otro león bueno que era amigo del venado
se preguntó: ¿qué estará pasando?, y se quedó quietecito detrás de una roca,
sin hacer ruido y vio llegar al león hambriento.
En la cueva, el feroz león
preguntó al venado: ¿cómo te llamas?, pero el venado asustado no respondió. El
león bueno que era amigo del venado se llamaba París y quiso rescatar al venado
llamando a más amigos de la selva.
Sus amigos que eran una coneja
llamada Sandra, el puma entre otros animales, llegaron diciéndole: ¿Qué pasa? Y
Paris respondió: debemos rescatar a mi amigo. Pero sus amigos no le hicieron
caso y Paris se retiró preocupado. A pocos metros, se sentó en una piedra y
pensó: Yo mismo lo haré, pero si me pega, no podré hacer nada.
Paris no podía decidirse y
entonces apareció una luz mágica en su pecho que le dijo: debes hacerlo, yo te
protegeré. Esa luz era su padre. Con eso, Paris se fue a rescatar a su amigo.
Cuando llegó exclamó: ¡Sal de ahí león feroz!, minutos después salió el león y
le dijo que no moleste, pero París dijo:
-
He venido a rescatar a mi amigo. No me podrás
detener
Los leones se enfrentaron durante
largo rato, y al final la batalla la ganó Paris. Cuando el león malvado huyó,
busco a su amigo el venado para darle un gran abrazo, después lo acompañó hasta
encontrar el camino de regreso a su hogar. Cuando iban a despedirse el venado
le dijo: Hogar dulce hogar. No habría podido hacerlo sin ti.
Finalmente, los amigos todos los
días se encontraban en el bosque para jugar. Un día el venado llegó a donde
siempre se veían y encontró al león descansando. Lo asustó diciendo: ¡Levántate
dormilón! Y junto a ellos, todos los animales del bosque fueron felices por
siempre.
Autor: Brayan Malca Salasar
Felicitaciones Brayan, simpático, ameno, fascinante tu relato.
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